de Gloria

Julio Martínez Mesanza

Pamplona
a Rocío Arana
Yo vi en marzo la nieve de Pamplona,
cuando no merecía luz ni casa.
Al alba, los ingobernables mulos,
los caballos escuálidos y el frío.
De noche, las interminables guardias,
las estrellas cansadas e infinitas.

 

Cuestiones naturales IV

Estaría en mi patria si estuviera
caminando deprisa por las calles,
por las calles sin nadie de la tarde,
rumbo a los geométricos ocasos.
El pájaro que mancha el puro lejos
con un errático zigzag de vida.
La lagartija que en el muro blanco
dibuja el fue de su veloz estela
y pone su corazoncito a salvo
en la invisible y miserable grieta.
Porque soy su temor y la he temido,
porque la vida siempre desconfía.

 

Porque no aprecias

No está en jerusalén ni en la vasija
cuyos fragmentos infinitos juntas
y ya no se parece y llamas grecia.
está en lo que no sabes qué es y escapa;
llámalo música que vuleve y vuelve
para decirte siempre que no vales,
que no tienes valor porque no aprecias.
y está en lo extenso, en la ansiedad extensa,
no en el lugar exacto en que te duele;
y en la amplitud de las llanuras tristes
y en el pasado de los ríos lentos.
devorador de dones, ¿qué te queda?

 

Para que no se pierda nada
                                            
a Enrique Andrés Ruiz

Para que no se pierda nada, pese
al orgullo del frío, pese al frío
del orgullo, después de andar a tientas
por el valle del tiempo, entre las zarzas
del tiempo; para que se salve incluso
lo que no quiere ver nuestra pereza
y, con ello, el desdén; lo muy pequeño
y el desafío enorme de las torres;
para que no se pierda nada nuestro,
ni siquiera el error de lo evidente.