Dos Poemas
Isabel Pérez Montalbán
Despedida
Yo turbulencia y rayo entre naranjos,
azahar rojo sangre en la blancura,
galera adentro de la incertidumbre.
Yo infancia terminal, primeriza en adioses,
la piel recién mudada, la cadera sinuosa
de una mujer casi, pelusa el pelo casi,
igual que desprendido de un capullo de seda.
Yo sandalia en verano por los cuarenta grados.
Por las aulas, gacela solitaria
en la sabana de aquel instituto.
Yo en peligro tan lejos de la tribu,
animal sin manada, presa para el carnívoro.
Yo comprando un billete y subiéndome al tren,
maleta con mecano defectuoso,
prematura hojarasca, polizón de patera.
Una ciudad bolero lacerando los ojos,
un mordisco en la frente, una guerrilla
que dispara sus lágrimas al trámite.
Yo diciéndome adiós cautiva y desarmada.
Animal ma non troppo
De acuerdo. Me retiro a los confines
de mi bosque primario, al azar pantanoso
donde morir no es raro sino lógica
de la naturaleza, darwinismo sin ciencia.
Aquí estoy. Tan desnuda y esteparia;
sin más pelaje o patria que el granizo,
sin más templo ni dios que un camuflaje
para enfrentarme paria a la intemperie.
Me declaro culpable, presocial,
protozoo hibernando, penitente larvario
en mi Getsemaní de las afueras
con mi fonética oración de bicho.
Pero en fin, siempreviva, blanco móvil,
agua magmática, fósil de asalto,
fusil petrificado, la plaga financiera,
el polen más indómito, un brote de orogénesis.
Yo turbulencia y rayo entre naranjos,
azahar rojo sangre en la blancura,
galera adentro de la incertidumbre.
Yo infancia terminal, primeriza en adioses,
la piel recién mudada, la cadera sinuosa
de una mujer casi, pelusa el pelo casi,
igual que desprendido de un capullo de seda.
Yo sandalia en verano por los cuarenta grados.
Por las aulas, gacela solitaria
en la sabana de aquel instituto.
Yo en peligro tan lejos de la tribu,
animal sin manada, presa para el carnívoro.
Yo comprando un billete y subiéndome al tren,
maleta con mecano defectuoso,
prematura hojarasca, polizón de patera.
Una ciudad bolero lacerando los ojos,
un mordisco en la frente, una guerrilla
que dispara sus lágrimas al trámite.
Yo diciéndome adiós cautiva y desarmada.
Animal ma non troppo
De acuerdo. Me retiro a los confines
de mi bosque primario, al azar pantanoso
donde morir no es raro sino lógica
de la naturaleza, darwinismo sin ciencia.
Aquí estoy. Tan desnuda y esteparia;
sin más pelaje o patria que el granizo,
sin más templo ni dios que un camuflaje
para enfrentarme paria a la intemperie.
Me declaro culpable, presocial,
protozoo hibernando, penitente larvario
en mi Getsemaní de las afueras
con mi fonética oración de bicho.
Pero en fin, siempreviva, blanco móvil,
agua magmática, fósil de asalto,
fusil petrificado, la plaga financiera,
el polen más indómito, un brote de orogénesis.