Detrás del áspero higo
dormitan sonrisas milagrosas:
oleaje de escamas amarillas, camuflaje de hadas
en el bosque sórdido.
Tengo un camino follaje por el rostro
gusano de tersa pelusa albina rastrea sigiloso
en sedoso cosquilleo dolores de antaño.
En vertical vértigo refulgen
descargas eléctricas:
mapa de círculos concéntricos, apenas enigma.
Como en el cuadro de Klimt . . .
Extraña cercanía, dos.
Huelo a "Ámbar Paréntesis"
Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Alejandra Pizarnik
hablan un mismo idioma,
olor a flores frescas
a lo lejos,
a especias en el pelo.
Te detuvo el despertar de un sueño pastoso.
Acuática Ofelia, vibración untándote
conspicua en muchedumbre los huesos.
Este poema es el viento que llega para ventilar los encierros,
"ala de pájaro cobarde", así te llamas, te llamo herida, letanía.
Cuando asomaste se sostuvo el mundo,
desfondada floración sin luz:
no hay más sed.
Aunque te piense cíclica,
ya no te espero.