No One Answers The Calls
Pablo Ingberg
EN VELA
Una vela encendida, una llamita
una velita de cumpleaños, ínfima
en la noche ni siquiera inmensa
sino sólo noche, todo noche
sin límites de tiempo ni de luz
sin viento, inmóvil, sólo el aire inmóvil
no oscuro, sólo noche, todo noche
no estrellas, superficie en qué apoyarse
una velita de cumpleaños sin cumpleaños
sólo velita vacilante consumiéndose
ni siquiera agitada
en la sólo siempre noche
ni siquiera inmensa
SEÑALES DE HUMO
Construí un monumento perenne como el aire
el aire corrompido con los años
por fábricas de voces que lo exhalan
y el viento no termina de llevarse
ese aire enrarecido por alientos
exhalados por fábricas
de siempre efímera modernidad
apenas más durable que las voces
exhaladoras de aire enrarecido
de palabras unidas en sentencias
a veces vacilantes en preguntas
y grandes obras de modernidad
que el viento corrompido arremolina
bate juntos palabras y humos tóxicos
exhalados al unísono
papeles que hace polvo el mero viento
monumentos del aire arrollador
visibles si es que acaso cual niebla indistinguible
el humo de las fábricas de la perenne nada
LA ESCENA DEL CRIMEN
Nuestros muertos reviven en el sueño
y luego al despertar los rematamos
una mezcla agridulce de la atroz felicidad
de volver a tenerlos y el perpetuo desamparo
de nunca retenerlos nunca siempre
el fantasma materno abrazado como aire
agua entre los dedos sangre
el deseo de sueños donde vivir con ellos otra vez
y el terror de otra vez vivir la muerte
al despertar en ese despertar
el cuchillo de vuelta en la escena del crimen
para abrir otra vez la misma herida
Una vela encendida, una llamita
una velita de cumpleaños, ínfima
en la noche ni siquiera inmensa
sino sólo noche, todo noche
sin límites de tiempo ni de luz
sin viento, inmóvil, sólo el aire inmóvil
no oscuro, sólo noche, todo noche
no estrellas, superficie en qué apoyarse
una velita de cumpleaños sin cumpleaños
sólo velita vacilante consumiéndose
ni siquiera agitada
en la sólo siempre noche
ni siquiera inmensa
SEÑALES DE HUMO
Construí un monumento perenne como el aire
el aire corrompido con los años
por fábricas de voces que lo exhalan
y el viento no termina de llevarse
ese aire enrarecido por alientos
exhalados por fábricas
de siempre efímera modernidad
apenas más durable que las voces
exhaladoras de aire enrarecido
de palabras unidas en sentencias
a veces vacilantes en preguntas
y grandes obras de modernidad
que el viento corrompido arremolina
bate juntos palabras y humos tóxicos
exhalados al unísono
papeles que hace polvo el mero viento
monumentos del aire arrollador
visibles si es que acaso cual niebla indistinguible
el humo de las fábricas de la perenne nada
LA ESCENA DEL CRIMEN
Nuestros muertos reviven en el sueño
y luego al despertar los rematamos
una mezcla agridulce de la atroz felicidad
de volver a tenerlos y el perpetuo desamparo
de nunca retenerlos nunca siempre
el fantasma materno abrazado como aire
agua entre los dedos sangre
el deseo de sueños donde vivir con ellos otra vez
y el terror de otra vez vivir la muerte
al despertar en ese despertar
el cuchillo de vuelta en la escena del crimen
para abrir otra vez la misma herida