T E N U E L B R I L L O D E L A S A G U A S
Sobre aquel ojo de agua hace gotear su belleza
Entona con dulzura bajo la sombra lunar que ondula,
plateando
[Describe la trayectoria de una pluma que suavemente cae
sobre un nido]
ELLA: dos finísimos trazos y uno breve
La piel brillante
A veces, su delgada lengua sale y deja un beso: ese brillo intenso en ambos labios
Le extendí una cerveza
—Bebe— le dije
Acerqué el cristal y me doblé para recibir sus labios
Y en la delgada filigrana (que pulveriza)
yo me balanceo
Navego en cada pliegue y me balanceo
—Quiero ser boca fresca,
agua mansa
A veces solo ritmo
(La brisa extrae el néctar del amanecer)
—¿Ves? Por la boca del volcán asoma el rojísimo del sol
[Sumerge sus ojos en la esplendente luminosidad del Universo]
—Clavemos un punto fijo que sea el centro de rotación de los planetas
Y —entre el cuarto claro y el secreto— huyen bajo la sombra lunar que ondula,
plateando.
A L T O D E L A L U N A
La luna avanza hacia el aro azul
Sumergida en sus cabellos amarillos, enrojece
Deshoja su piel y enrojece
Recibe al astro que resbala
Ella (dulce crisálida que en cada explosión florece)
toca el celeste anillo
y en la yema de sus dedos crece una luz
Una luz como una espada que se abre y brilla y jugosa se derrama
Libera su bellísima onda expansiva
Y una delgada película de cera —la fiebre— recubre esa débil línea que separa el borde de su piel y el Universo
Azul
Espumante y molecular
Ella era espacial: de nieve.
[O R A C I Ó N]
Hoy me he tendido bajo la luna y un grave ritmo me recorre
Hoy he vuelto a sumergirme bajo su tersa luz, ambarina o delicada —superficie de claridades en cuyo centro un haz se aplasta, estalla o gime
Hoy enorme como un animal que se abre el vientre y hace crecer el fuego. Pero ya envuelto en llamas miro su alta imagen poblada de estrellas. Siento el trozo de vidrio que bajo mi piel viaja —oh temible diáspora que explora— y una potencia como una arteria o un cable que en profunda tensión remueve y el sangriento ámbito despliega: escribo
Te escribo hembra líquida, relámpago cautivo, flecha que guía mi mano izquierda y la diluye
Y mira, cómo es la vida: yo que anduve suspendido describiendo la elipsis, el movimiento ondulante de nuestros cuerpos —un enorme fluido que cabalga sostenido y azulea—; yo que he elevado todo hacia un alto símbolo, lejos del hielo y la tormenta —en la estrella que de fuego se licúa— hoy arqueándome y ya cubierto de relámpago y locura percibo tu retorno: desde una nube de cristal —que se desgaja— un fragmento azul se precipita
Amor mío: acaricio la luna que brilla entre mis dedos mientras despido la garra de oro que cruza tu corazón.