Yo Me Acuerdo
Dremko Candil
Yo me acuerdo de la casa de mi infancia.
Recuerdo el zamovar, el té y las charlas con un caramelo en la boca.
Yo me acuerdo de Nikolaj, de las galletas con formas de animales.
Yo me acuerdo de mi nombre y el de mi hermana pronunciado en ruso.
Yo me acuerdo de una frase que aprendí tomando té,
té con el sabor de mi primera lengua.
Yo recuerdo: "Debes saltar el muro!"
Yo recuerdo llegar a una ciudad enorme con mucho ruido y gente en las calles,
Yo siempre debía recordar no abrir las ventanas, no abrir las puertas, ni la boca.
Ni los ojos.
Yo recuerdo muchas cosas,
recuerdo lo que nunca tendría que recordar.
Yo recuerdo el color negro del cabello de mi vecina,
Recuerdo como salto el muro cuando llegaron los militares.
Yo recuerdo: cómo ella salto el muro.
Yo recuerdo, helicópteros, gritos, armas, guitarras, sonrisas y llantos.
Recuerdo cuando lloraban por los que sonreían.
Recuerdo cuando se oían gritos detras de los muros.
Recuerdo mi pequeño Ford Capri en un charco de sangre.
Recuerdo cuando ya nadie sonreía.
Recuerdo que en algunos momentos podía ser niño.
Recuerdo qué había detrás de los muros.
Prometí jamás llorar y saltar el muro.
Yo recuerdo haber saltado muchos muros.
Recuerdo a tods lsque quedaron detrás de ellos.
Recuerdo no saltar dos veces el mismo muro,
Recuerdo que el muro al ser saltado desaparece.
Recuerdo que siempre lo tienes que trepar, luego caer.
Adrenalina en mi cuerpo,
recuerdo que no existe derrota.
Recuerdo que nunca me interesó especialmente dónde llegaba.
Otro destino de asilados del sur,
lugar de nacimiento, refugio temporal,
de varios compañeros militantes.
Pero ahora yo no escapaba de nada, nadie me corría.
Llegar a suecia, pasar la frontera no fue nada especial,
desde niño he atravesado fronteras, legal e ilegalmente, buscando refugio,
huyendo, siguiendo a los que huían.
con mochila, con sólo lo que vestía.
Recuerdo salir del aeropuerto y ver Stockholm, ver su gente.
Recuerdo mis dificultades para llegar a Visby, sólo hablaba lenguas latinas.
Recuerdo una extraña sensación los primeros días en Suecia.
Me sentía extrañamente cómodo, regresando a un lugar donde nunca estuve.
Recuerdo una rosa amarilla que me esperaba en el puerto de Visby.
Sus ojos, su sonrrisa, un abrazo.
Recuerdo regresar a Stockholm, sin dinero, sin casa, sin amigos, sin papeles.
Recuerdo caminar con mi mochila, casi sin rumbo, estudiando la ciudad, su gente.
Recuerdo nunca sentirme un inmigrante, recuerdo que me lo hicieron sentir.
Siempre pensé que mi patria es el mundo y mi lugar aquel en el que yo me sintiera a gusto.
Recuerdo las caras de ls empleados de la oficina de migraciones.
Recuerdo las lágrimas en esos ojos azules, recuerdo la rabia y la impotencia.
Recuerdo el tunelbannan en invierno, recuerdo caras de tedio.
Recuerdo el encierro en sí mismo de las personas detrás de un periódico.
detrás de un libro, detrás de un móvil, detrás de sus ojos mirando el vacío.
Recuerdo la soledad de los inmigrantes, recuerdo sus recuerdos idealizados
Sus ambiciones, sus sueños, sus carencias.
Recuerdo sus ganas de luchar, recuerdo su resignación.
Recuerdo pedir prestada una carpa para dormir en algún parque.
Recuerdo buscar ofertas en los supermercados, recuerdo dormir sin comer,
trabajar sin cobrar, recuerdo que yo no era el único en ser estafado.
Recuerdo estar bajo la nieve bloqueando empresas de inmigrantes,
recuerdo las interminables listas de patrones estafadores.
Recuerdo cómo los patrones golpeaban a sus empleados por reclamar sus derechos,
tanto unos como otros eran inmigrantes.
Recuerdo la terrible indiferencia, recuerdo el desprecio, la hipocresía.
Recuerdo saludar a los árboles de camino a casa.
Recuerdo la primera vez que me saludó un vecino.
Recuerdo que el basurero era mi shopping.
Recuerdo quién estaba a mi lado cuando la policía nos enfrentaba.
No toda la gente era indiferente ni hipócrita.
Recuerdo que la explotación y el poder no reconocen fronteras.
Recuerdo como la explotacion y el poder se beneficia de las fronteras.
Recuerdo una mañana en Uppsala, tres testigos y una corta ceremonia,
recuerdo a mi compañera de las flores de bienvenida en los aeropuertos.
Recuerdo el mejor regalo recibido, un pan, que
sólo lo podía amasar la amiga de la niña
que hoy lleva flores a los aeropuertos.
Recuerdo pactar una deportación, recuerdo que hacía frío
aunque ya no era invierno.
Recuerdo dos veces estar inmensamente triste
dos veces estar inmensamente feliz.
Recuerdo cuando la pasión se choca con la razón
Recuerdo pelearme con la razón, contra la imposición de realidades.
Recuerdo cruzar mi propia frontera, me enoja.
Aprecio a quien me la recuerda.
Recuerdo que cuando ninho me ensenharon a saltar los muros.
Recuerdo el zamovar, el té y las charlas con un caramelo en la boca.
Yo me acuerdo de Nikolaj, de las galletas con formas de animales.
Yo me acuerdo de mi nombre y el de mi hermana pronunciado en ruso.
Yo me acuerdo de una frase que aprendí tomando té,
té con el sabor de mi primera lengua.
Yo recuerdo: "Debes saltar el muro!"
Yo recuerdo llegar a una ciudad enorme con mucho ruido y gente en las calles,
Yo siempre debía recordar no abrir las ventanas, no abrir las puertas, ni la boca.
Ni los ojos.
Yo recuerdo muchas cosas,
recuerdo lo que nunca tendría que recordar.
Yo recuerdo el color negro del cabello de mi vecina,
Recuerdo como salto el muro cuando llegaron los militares.
Yo recuerdo: cómo ella salto el muro.
Yo recuerdo, helicópteros, gritos, armas, guitarras, sonrisas y llantos.
Recuerdo cuando lloraban por los que sonreían.
Recuerdo cuando se oían gritos detras de los muros.
Recuerdo mi pequeño Ford Capri en un charco de sangre.
Recuerdo cuando ya nadie sonreía.
Recuerdo que en algunos momentos podía ser niño.
Recuerdo qué había detrás de los muros.
Prometí jamás llorar y saltar el muro.
Yo recuerdo haber saltado muchos muros.
Recuerdo a tods lsque quedaron detrás de ellos.
Recuerdo no saltar dos veces el mismo muro,
Recuerdo que el muro al ser saltado desaparece.
Recuerdo que siempre lo tienes que trepar, luego caer.
Adrenalina en mi cuerpo,
recuerdo que no existe derrota.
Recuerdo que nunca me interesó especialmente dónde llegaba.
Otro destino de asilados del sur,
lugar de nacimiento, refugio temporal,
de varios compañeros militantes.
Pero ahora yo no escapaba de nada, nadie me corría.
Llegar a suecia, pasar la frontera no fue nada especial,
desde niño he atravesado fronteras, legal e ilegalmente, buscando refugio,
huyendo, siguiendo a los que huían.
con mochila, con sólo lo que vestía.
Recuerdo salir del aeropuerto y ver Stockholm, ver su gente.
Recuerdo mis dificultades para llegar a Visby, sólo hablaba lenguas latinas.
Recuerdo una extraña sensación los primeros días en Suecia.
Me sentía extrañamente cómodo, regresando a un lugar donde nunca estuve.
Recuerdo una rosa amarilla que me esperaba en el puerto de Visby.
Sus ojos, su sonrrisa, un abrazo.
Recuerdo regresar a Stockholm, sin dinero, sin casa, sin amigos, sin papeles.
Recuerdo caminar con mi mochila, casi sin rumbo, estudiando la ciudad, su gente.
Recuerdo nunca sentirme un inmigrante, recuerdo que me lo hicieron sentir.
Siempre pensé que mi patria es el mundo y mi lugar aquel en el que yo me sintiera a gusto.
Recuerdo las caras de ls empleados de la oficina de migraciones.
Recuerdo las lágrimas en esos ojos azules, recuerdo la rabia y la impotencia.
Recuerdo el tunelbannan en invierno, recuerdo caras de tedio.
Recuerdo el encierro en sí mismo de las personas detrás de un periódico.
detrás de un libro, detrás de un móvil, detrás de sus ojos mirando el vacío.
Recuerdo la soledad de los inmigrantes, recuerdo sus recuerdos idealizados
Sus ambiciones, sus sueños, sus carencias.
Recuerdo sus ganas de luchar, recuerdo su resignación.
Recuerdo pedir prestada una carpa para dormir en algún parque.
Recuerdo buscar ofertas en los supermercados, recuerdo dormir sin comer,
trabajar sin cobrar, recuerdo que yo no era el único en ser estafado.
Recuerdo estar bajo la nieve bloqueando empresas de inmigrantes,
recuerdo las interminables listas de patrones estafadores.
Recuerdo cómo los patrones golpeaban a sus empleados por reclamar sus derechos,
tanto unos como otros eran inmigrantes.
Recuerdo la terrible indiferencia, recuerdo el desprecio, la hipocresía.
Recuerdo saludar a los árboles de camino a casa.
Recuerdo la primera vez que me saludó un vecino.
Recuerdo que el basurero era mi shopping.
Recuerdo quién estaba a mi lado cuando la policía nos enfrentaba.
No toda la gente era indiferente ni hipócrita.
Recuerdo que la explotación y el poder no reconocen fronteras.
Recuerdo como la explotacion y el poder se beneficia de las fronteras.
Recuerdo una mañana en Uppsala, tres testigos y una corta ceremonia,
recuerdo a mi compañera de las flores de bienvenida en los aeropuertos.
Recuerdo el mejor regalo recibido, un pan, que
sólo lo podía amasar la amiga de la niña
que hoy lleva flores a los aeropuertos.
Recuerdo pactar una deportación, recuerdo que hacía frío
aunque ya no era invierno.
Recuerdo dos veces estar inmensamente triste
dos veces estar inmensamente feliz.
Recuerdo cuando la pasión se choca con la razón
Recuerdo pelearme con la razón, contra la imposición de realidades.
Recuerdo cruzar mi propia frontera, me enoja.
Aprecio a quien me la recuerda.
Recuerdo que cuando ninho me ensenharon a saltar los muros.
All work with the workshop has been on a voluntary basis. The Swedish translators have been paid courtesy of Albert Bonniers Förlag. More information about the project can be found here and here.